sábado, 11 de enero de 2014

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Al iniciar el año de 1847, México era una joven nación, con apenas un cuarto de siglo de existencia, con 6 millones de habitantes. De entre los estados y territorios de la República, destacaban por su gran extensión y su lejanía con la capital, California y Nuevo México habitados en parte por inmigrantes norteamericanos, quienes participaban activamente en la política de su localidad.

Era común que los habitantes de origen norteamericano pugnaran por lograr una mayor autonomía, o bien por la independencia total de sus estados.

Conscientes de esta problemática y de la presión de los EEUU para que México cediera sus territorios.

Expansion Territorial de los EEUU

En el año de 1776, las 13 colonias inglesas lograron su independencia, y se constituyeron los Estados Unidos de Norteamérica, la recién creada nación inició un proceso de Expansión que la llevaría a apoderarse de los demás territorios. Sin embargo, el proceso expansionista no se limitó a la negociación y compra de territorios de las naciones colonialistas. 

Al irse agotando las posibilidades hacia el oeste, los norteamericanos voltearon a la República Mexicana, al no obtener respuestas favorables, el gobierno norteamericano comenzó la posibilidad de arrebatar a México, mediante armas, los territorios de su interés-


La Separación de Texas

En noviembre de 1835, un mes después de que México adoptara el sistema de República Federal, los colonos texanos desconocieron el gobierno mexicano y declararon su independencia.

Al conocer la resolución de los colonos texanos, el presidente Santa Anna organizó un ejercito de 6 mil hombres y emprendió hacia Texas.

Tras derrotar a los Texanos en El Alámo, Santa avanzó hasta el río San Jacinto, con la intención de capturar a los integrantes del gobierno de Texas, que se encontraban acampando. Al llegar a la otra margen del río, Santa Anna dispuso que sus tropas acamparan, con la idea de emprender el ataque el día siguiente. Sin embargo, una hábil maniobra del general Samuel Houston, atacó a los soldados mexicanos mientras dormían, desarticulando todo el ejercito mexicano incluso capturando al General Santa Anna.


Trasladado a Washington y viendo amenazada su vida, Santa Anna firmo los tratados de Velasco, en la que se reconocía la independencia de Texas, acuerdo que no sería aprobado por el Congreso Mexicano.
En diversas negociaciones, los texanos sugerían una anexión a los Estados Unidos, el gobierno mexicano manifestó en todo momento, que una acción de esa naturaleza seria interpretada como una declaración de guerra.


Causas de la rebelión texana

-Descontento de los colonos texanos por la perdida de autonomía de la provincia de Texas, al quedar unida a Coahuila, de acuerdo a la Constitución de 1824.

-Decreto de la abolición de la esclavitud en 1829, que amenazaba los intereses de los esclavistas texanos.

-Prohibición a norteamericanos para colonizar Texas.

-Descontento por la abolición por las reformas liberales de Valentín Gómez Farías.

-Instauración de la República Central en México.


Estados Unidos declara la guerra

Durante nueve años Texas permaneció como "República independiente", hasta que, en los primeros meses de 1845, el gobierno norteamericano aceptó anexarla a los Estados Unidos, en tanto que se apoderaba, por la fuerza, del territorio ubicado entre los ríos Bravo y Nueces.

Con el objetivo de provocar un incidente que sirviera de pretexto para justificar una invasión el general Taylor estableció un campamento militar en territorio de Tamaulipas.

Después de una escaramuza entre las fuerzas mexicanas y norteamericanas, los Estados Unidos declararon la guerra a México, en tanto el Congreso mexicano autorizó al gobierno a obtener recursos para repeler la agresión.


A través de esta campaña militar, el gobierno norteamericano logró apoderarse de las ciudades mas importantes de California y Nuevo México, así como de algunas poblaciones costeras del noreste de la República Mexicana

Entre los meses de julio y agosto de 1846, las tropas del coronel Stephen Kearny derrotaron a las fuerzas locales apoderandose de San Francisco, San Juan Bautista, San Diego, Santa Clara, y Los Angeles.

La resistencia popular en contra de la invasión norteamericana se manifestó en todos los sectores de la sociedad. No obstante esta resistencia, tras algunos meses de enfrentamiento, los ejércitos profesionales norteamericanos lograron imponer su dominio sobre las principales ciudades de California y Nuevo México.


A lo largo de esta campaña los norteamericanos se enfrentaron a las tropas mexicanas en las batallas de Palo Alto, La Resaca, Monterrey y La angostura, que le permitió apoderarse también de las poblaciones de Matamoros, Camargo, Saltillo, Monterrey, Parras y Ciudad Victoria.


La resistencia que México presentaba al invasor en el norte de la República, obligó a los Estados Unidos, en octubre de 1846, al mando del general Winfield Scott, que seguiría la mista ruta que utilizó Hernán Cortes en la Conquista de México, desembarcando por Veracruz, para dirigirse a la Ciudad de México.


El 9 de marzo de 1847 aparecieron frente al puerto de Veracruz 70 barcos de guerra. Ante la negativa mexicana de rendirse, la ciudad fue bombardeada por los norteamericanos, por espacio de cinco días. Los cónsules extranjeros, de Inglaterra, Francia, España y Prusia, solicitaron al general Scott una tregua para que las mujeres y niños pudieran salir, pero este se negó y continuó el bombardeo.


Tras doblegar a los mexicanos en Veracruz, las fuerzas norteamericanas emprendieron la marcha rumbo al altiplano central. El 18 de abril de 1847, en el paraje conocido como Cerro Gordo, cercano a la ciudad de Xalapa, los norteamericanos lograron una decisiva victoria, el 15 de mayo, sin encontrar resistencia, las tropas invasoras ocuparon Puebla.


Ante el inminente avance de las fuerzas norteamericanas hacia la capital de México, el general López de Santa Anna integró un ejército de 12 mil hombres, y estableció un sistema de fortificaciones. Sin embargo cuando el ejército invasor llego las fortificaciones no fueron concluidas.

Tras la derrota en Padierna, Santa Anna ordeno el repliegue hacia la Ciudad de México, instruyendo a los generales Manuel Rincón y Pedro Anaya, que defenderían a toda costa el convento de Churubusco, los norteamericanos iniciaron el asedio al convento, siendo rechazados una y otra vez por los batallones mexicanos Independencia, Bravos, Guerrero, Chilpancingo y Tlapa y el Batallón de San Patricio formado por irlandeses.



El Batallón de San Patricio
En esta batalla se distinguió por su heroísmo y valentía en la defensa del convento, el batallón de San Patricio, también denominado "Legión Extranjera", integrado por irlandeses que habían desertado del ejército norteamericano para luchar por México.



El 8 de septiembre, los norteamericanos emprendieron el ataque al Molino Rey, logrando apoderarse de estos objetivos militares. Tras su victoria en Molino Rey, Scott emprendió el ataque sobre el Castillo de Chapultepec. Por su parte Santa Anna había desplazado sus tropas hacia ese rumbo, desprotegiendo el Castillo de Chapultepec.

Al amanecer del 12 de septiembre, la artillería norteamericana abrió fuego en contra del Castillo. No obstante de la resistencia que presentaron los soldados de la Guardia Nacional y cadetes del Colegio Militar, los norteamericanos consiguieron apoderarse de la estratégica fortaleza.


La mañana del 14 de septiembre de 1847, una vez que el ejercito del general Santa Anna abandonó la capital, las fuerzas invasoras entraron al zócalo de la Ciudad de México e izaron la bandera de las barras y estrellas sobre el Palacio Nacional, que permanecería ondeando, como símbolo de triunfo.


Tratados Guadalupe Hidalgo

Mediante la firma de un tratado en la Villa de Guadalupe, en el que la habilidad de la comisión de diplomáticos mexicanos evitó que tuvieran que ceder Sonora, Chihuahua y Baja California, se legalizó el despojo de más de la mitad del territorio que tenía México antes de la independencia de Texas.


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