jueves, 5 de diciembre de 2013

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El Reino de Castilla surgió con entidad política autónoma en el siglo X como condado vasallo del Reino de León. 

Esta tierra estaba habitada mayoritariamente por habitantes de origen cántabro y vasco con un dialecto romance propio, el castellano y unas leyes diferenciadas. Su nombre se debió a la gran cantidad de castillos que se encontraban en la zona.

En el año 929, el condado de Castilla se independizó de León con el conde Fernán González. 



Durante un siglo Castilla y León siguieron separados pero en el año 1037 muere Vermudo III, rey de León, en el campo de batalla contra su cuñado, Fernando I. Al no tener descendencia Vermudo III, su cuñado considera que es el sucesor y por lo tanto unifica por primera vez los dos reinos.

A la muerte de Fernando I, ocurrida en 1065, los reinos son repartidos entre sus hijos, siendo para Sancho II el de Castilla y para Alfonso VI el de León. Sancho II es asesinado en 1072 y su hermano accede al trono de Castilla y se produce una unión que se mantendría durante varias generaciones.

A su muerte le sucedió en el trono su hija Urraca. Ésta se casó, en segundas nupcias, con Alfonso I de Aragón, pero al no lograr la unificación de los reinos y debido a los grandes enfrentamientos de clases entre los dos reinos, Alfonso I repudió a Urraca en 1114, lo que agudizó los enfrentamientos entre los dos reinos.

Urraca también tuvo que enfrentarse a su hijo, Rey de Galicia, para hacer valer sus derechos sobre ese reino, y a su muerte el mismo hijo le sucede como Alfonso VII, fruto de su primer matrimonio. Alfonso VII consigue anexionarse tierras de los reinos de Navarra y Aragón. En su testamento vuelve a la tradición real de la división de sus reinos entre sus hijos. Otra vez se rompe la unión entre Castilla y León, Sancho III rey de Castilla y Fernando II, rey de León.



De nuevo la rivalidad entre los dos reinos se hace presente y hasta el año 1230 no hubo una verdadera unión legal y definitiva entre Castilla y León, cuando Fernando III el Santo recibió de su madre Berenguela  el Reino de Castilla y de su padre Alfonso IX  el de León.

En 1469, se casan en secreto Isabel y Fernando, príncipe heredero de Aragón. Este enlace, conlleva la unión de los reinos de Castilla y Aragón en 1479, aunque no es totalmente efectiva hasta el reinado de su nieto, Carlos I. Entre 1474, año de la muerte de Enrique IV, y 1479 surge una guerra civil por la sucesión entre partidarios de Isabel y partidarios de Juana la Beltraneja, hermanastra e hija legítima de Enrique IV, respectivamente.

El reino siguió expandiéndose con la toma de Granada, la incorporación de las Islas Canarias a la Corona y las nuevas tierras descubiertas por Cristóbal Colón, América.
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