jueves, 19 de diciembre de 2013

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La  Segunda Guerra Sino-Japonesa, se transformó en el primer frente de la guerra Asia-Pacífico. Todo comenzó el 7 de julio de 1937 cuando unidades japonesas atacaron el puente de Marco Polo cerca de Pekín, tomando por sorpresa a las tropas chinas de guardia.

Para 1937 Japón tenía alrededor de 300 mil soldados bajo sus órdenes, pero con un equipo militar que probablemente era el mejor de todo oriente. Entre sus aliados figuraban los manchúes y mongoles, los cuales sumaban alrededor de 150 mil soldados.ara hacer frente a esto Chiang contaba con aproximadamente dos millones de soldados que sufría de una decadente calidad y entrenamiento.


China era la vía más adecuada para el expansionismo nipón. Sus riquezas naturales, su potencial humano y económico y el atraso y la debilidad de sus estructuras estatales, constituían irresistibles tentaciones para una potencia industrial como Japón.
A las razones económicas se añadían consideraciones de otra índole: la búsqueda de territorios de colonización más allá de Corea y la conveniencia de establecer una posición avanzada como cuña entre dos peligrosos rivales de Japón, la China de Chiang Kai-chek y la Rusia de Stalin. 


La  Segunda Guerra Sino-Japonesa, se transformó en el primer frente de la guerra Asia-Pacífico. Todo comenzó el 7 de julio de 1937 cuando unidades japonesas atacaron el puente de Marco Polo cerca de Pekín, tomando por sorpresa a las tropas chinas de guardia.

La ejecución por los chinos del mayor Nakamura cuando efectuaba tareas de espionaje en Mongolia y un oscuro incidente en las vías del ferrocarril transmanchuriano en Mukden dieron a los nipones el esperado casus belli. 



Manchuria cayó en manos de Japón como una fruta madura largo tiempo codiciada. Sobre su suelo surgió un Estado títere, Manchukuo, y a su frente se colocó al último emperador de la vieja China, Pu-yi. 
La posesión de Manchuria no aplacó la sed de tierras de los conquistadores. Como los chinos boicotearan los productos japoneses, las tropas niponas desembarcaron en Shanghai a finales de enero de 1932 y forzaron un acuerdo humillante para el Gobierno de Nankín. 
Un año después caía en su poder la estratégica provincia de Jehol, que fue incorporada al Manchukuo. A continuación, los japoneses atravesaron la Gran Muralla y penetraron en Hopeh, la región que tenía por capital a Pekín. 



Cayó Beijing (llamada entonces Beiping), la capital, exactamente el 29 de julio. Tianjin, le siguió al día siguiente. La Operación Chahar de los japoneses dio inicio con gran éxito resultando los chinos derrotados una vez tras otras. Se llegaron a efectuar épicos combates como los de la Muralla China.



Era la segunda batalla de Shanghái en tan solo una década. Mientras los desembarcos se aceleraban, los combates se dieron de inmediato por diversas partes de la ciudad de Shanghái.n la batalla de Shanghái solamente murieron según las fuentes más extremas, hasta 200 mil chinos, frente a 70 mil japoneses.

Luego de intensos combates hacia finales de octubre los chinos empiezan a ceder terreno, a pesar de su heroica resistencia en varias partes de la ciudad, y el 8 de noviembre terminan abandonando Shanghái
Los japoneses furiosos, avanzaron sobre Nankín o Nanjing donde trabaron otro devastador combate que terminó con la caída de la capital de dicha ciudad.


Al norte del río Amarillo, los japoneses fueron detenidos. Para estos claro está, la conquista de China, no sería rápida, y como represalia para que sus soldados se diviertan, y así, acaece la Masacre de Nanjin. 

A inicios de 1938, los nipones presionaron desde el noreste hacia el sur en dirección de nudo ferroviario de Suchow, y esta vez, si bien los chinos pelearon de modo espectacular, no pudieron derrotar al invasor. Chiang decide, por si fuera poco, dar un ataque sorpresa en Tai-erh-chuang que fue un éxito pues los chinos lograron aislar y cercar a 60 mil soldados japoneses.


Desde Suchow los japoneses buscaron continuar su avance hacia Hankow, donde buscaban encontrar otra columna, que desde Nankin marchara al oeste. Los chinos sólo tuvieron que destruir los diques cerca a Chengchou, y gracias a eso el río Amarillo, que durante siglos había ocasionado millones de muertes entre los chinos, ahora dejó caer su poder sobre los japoneses.

Así llegó octubre de 1938 y los invasores realizaron otro desembarco en la costa sur de China que logró tomar la ciudad de Cantón, el principal puerto de ayuda militar para el país luego de que Shanghai cayera.

En 1939 en vísperas de la ofensiva sobre Polonia, los nipones lanzaron operaciones anfibias tomando la isla de Hainá.

Un poderoso Japón le solicitó, sino amenazó, a Gran Bretaña que cediera la última ruta, la de Birmania. Churchill, humillado y presionado por la batalla de Inglaterra, no le quedó más remedio que aceptarlo. Con esto China parecía quedar sola, aunque siguió combatiendo al odiado invasor, quizá por inercia, o porque sencillamente no le quedaba otra alternativa. El año de 1940 estuvo lleno de sorpresas, pues Estados Unidos con su ley de préstamo y arriendo empezó a ayudar a Gran Bretaña y China, además, Churchill volvió a abrir la carretera de Birmania el 18 de octubre de 1940, luego de que se mostrase más confiado en ganar la guerra aérea contra Alemania.


El hecho es que a pesar de las derrotas de los japoneses en Midway y Guadalcanal, en la primavera de 1943, la carretera de Birmania aún estaba bajo su poder complicando el abastecimiento a China. 

Entre 1942 y 43, a pesar de todas las bajas sufridas en China, la ventaja siguió manteniéndose en el bando de los nipones (aunque en el año 1944 empezó el fin). 



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