jueves, 9 de enero de 2014

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Plan de Ayala

El 25 de noviembre Zapata proclamó el Plan de Ayala, en el que se proponía el reparto de tierras y la continuación de la lucha revolucionaria. Orozco, tras ser nombrado por los agraristas jefe supremo de la revolución, se sublevó en Chihuahua en marzo de 1912, y otro tanto hicieron los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz en Nuevo León y Veracruz respectivamente. 

El Ejército federal, al mando de Prudencio Robles y Victoriano Huerta, reprimió con dureza los levantamientos, estableciendo campos de concentración, quemando aldeas y ejecutando a numerosos campesinos. 

El plan estipulaba:
  • Desconocer a Francisco I. Madero como presidente y líder de la Revolución, y propuso su derrocamiento.

  • Se reconoció como jefe de la Revolución al general Pascual Orozco y, de no aceptar el cargo, al general Emiliano Zapata.

  • La Junta Revolucionaria del estado de Morelos manifestó que hizo suyos los ideales del Plan de San Luis para defenderlos hasta la muerte.

  • La Junta de Morelos declaró que no abandonaría las armas hasta que las dictaduras de Porfirio Díaz y Francisco I. Madero se vieran nulificadas, debido a que el pueblo estaba inconforme con las políticas que adoptaron dichos personajes.

  • Se aclaró que las haciendas o propiedades comunales, montes o aguas que se encontraran en manos de hacendados, caciques o científicos les serían expropiadas para entregarlas al pueblo en general.

  • A las personas que se opusieran al reparto de tierras se les quitarían las dos terceras partes de sus propiedades para dar una pensión a los huérfanos, viudas o a aquellas personas que quedaran imposibilitadas por los estragos de la guerra.

  • Para que se pudieran llevar a cabo las expropiaciones se aplicarían las leyes de desamortización que estableció Juárez.

  • Los jefes militares y políticos que apoyaran a Francisco I. Madero y al Plan de San Luis y que se opusieran al plan de Ayala, serian juzgados y acusados de traicionar a la patria.

  • En cuanto a los gastos de guerra se siguió lo establecido por el Plan de San Luis, el cual mencionaba que se tomaría el dinero del erario público o de las personas que desearan apoyar a la revuelta, con la garantía de que al término de ésta les serían devueltos sus bienes.

  • Cuando terminara la revuelta los principales jefes revolucionarios nombrarían a un presidente interino que convocaría a elecciones para que se instaurara un nuevo Congreso de la Unión y los demás poderes.
  • Los jefes revolucionarios designarían en junta a los gobernantes de los estados para que el mismo gobernante provisional llamara a elecciones con el fin de que se evitaran más conflictos internos.
  • Se solicitó la renuncia del presidente Francisco I. Madero y de los demás oficiales que lo acompañaban, con el fin de evitar más derramamiento de sangre.

  • Por último se mencionó en el plan que, debido al egoísmo y la ineptitud del gobierno de Francisco I. Madero y de sus seguidores, se había derramado mucha sangre en defensa de los ideales del pueblo. Por ello se llamó nuevamente a la toma de las armas para derrocar al gobierno maderista e implantar los verdaderos ideales de la Revolución.

Decena Trágica

En la ciudad de México tuvo lugar en febrero de 1913 la que se denominó ‘Decena trágica’, enfrentamiento entre los insurrectos y las tropas del general Huerta, que causó alrededor de 2.000 muertos y 6.000 heridos. Con la insólita mediación del embajador estadounidense, Henry Lane Wilson, el general Huerta llegó a un acuerdo con el general Díaz, destituyó a Madero y se autoproclamó presidente el 18 de febrero de 1913. Cuatro días después el presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez fueron asesinados por órdenes de Huerta.

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