Al iniciar el siglo XIX, los habitantes de la Nueva España estaban descontentos con el gobierno español y con el rey por los cambios que había hecho. Llegaron noticias a América de que Francia había invadido España y el rey habìa sido obligado a renunciar. Para discutir lo que sucedía en España muchas personas empezaron a reunirse.
Algunas de ellas eran Ignacio Allende, Juan Aldama, Miguel Hidalgo y Josefa Ortiz de Domínguez, quienes conspiraban en la ciudad de Querétaro y San Miguel el Grande. En sus reuniones buscaban aprovechar la situación para que los habitantes de la Nueva España se independizaran de España.
Una de las personas que asistía a esas reuniones informó a las autoridades lo que estaba sucediendo, entonces el gobierno ordenó que llevaran a la carcel a todos los que participaran en esas reuniones. Doña Josefa Ortiz de Domínguez, la esposa del corregidor de Querétaro, pudo enviar un mensaje al resto de los conspiradores por medio del alcade de Querétaro, Ignacio Pérez, avisó a Aldama, quien se reunió con Allende e Hidalgo y les comunicó lo ocurrido.
Algunas de ellas eran Ignacio Allende, Juan Aldama, Miguel Hidalgo y Josefa Ortiz de Domínguez, quienes conspiraban en la ciudad de Querétaro y San Miguel el Grande. En sus reuniones buscaban aprovechar la situación para que los habitantes de la Nueva España se independizaran de España.
Una de las personas que asistía a esas reuniones informó a las autoridades lo que estaba sucediendo, entonces el gobierno ordenó que llevaran a la carcel a todos los que participaran en esas reuniones. Doña Josefa Ortiz de Domínguez, la esposa del corregidor de Querétaro, pudo enviar un mensaje al resto de los conspiradores por medio del alcade de Querétaro, Ignacio Pérez, avisó a Aldama, quien se reunió con Allende e Hidalgo y les comunicó lo ocurrido.
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