viernes, 13 de diciembre de 2013

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La guerra "norteamericana". La Guerra Civil duró cuatro años, desde abril de 1861 hasta abril de 1865. Se luchó sobre más de la mitad de los Estados Unidos, ya que hubo batallas en todos los estados esclavistas, excepto Delaware, y las fuerzas confederadas hicieron incursiones en Pennsylvania, Ohio, Virginia Occidental Kansas y Vermont.


La victoria de Lincoln en la elección presidencial de noviembre de 1860 hizo que la separación de Carolina del Sur de la Unión, el 1 de febrero de 1861 otros cinco estados del sur ya se habían separado, el 8 de febrero los seis estados firmaron una constitución provisional para los Estados Confederados de América. Los demás estados del sur seguían siendo miembros de la Unión, aunque Texas ya había empezado a preparar su separación.


Menos de un mes después, el 4 de marzo de 1861, Abraham Lincoln prestó juramento como presidente de Estados Unidos. En su toma de posesión declaró que la Confederación era "legalmente nula". Su discurso terminó con una exhortación a restaurar los lazos de unión, pero el sur se negó a escucharlo. 


El 12 de abril los cañones confederados abrieron fuego contra la guarnición federal de Fort Sumter en el puerto de Charleston, Carolina del Sur. Había empezado una guerra en la que morirían más estadounidenses que en ningún otro conflicto armado anterior o posterior.
En los siete estados que se habían separado, la población respondió con presteza al llamado a la acción y al liderazgo del presidente confederado Jefferson Davis. Ambos bandos esperaban con tensión la decisión de los estados esclavistas que hasta entonces habían sido leales. Virginia se separó el 17 de abril y pronto siguieron sus pasos Arkansas, Tennessee y Carolina del Norte.



La primera de las grandes batallas de la guerra fue la de Bull Run, Virginia cerca de Washington, y acabó con las ilusiones de que la victoria sería fácil rápida. En ella se estableció también una pauta de sangrientas victorias sureñas, por lo menos en el este de Estados Unidos, que nunca se traducían en una ventaja militar decisiva para la Confederación.

Cuando empezó la guerra, la mayor parte de la Armada estaba en manos de la Unión, pero era débil y estaba dispersa. Entonces Lincoln declaró un bloqueo de las costas del sur. Aunque el efecto del bloqueo fue insignificante al principio, ya en 1863 impedía casi por completo el embarque de algodón hacia Europa y la importación de los pertrechos, ropa y medicinas que el sur tanto necesitaba.


El brillante comandante naval de la Unión David Farragut dirigió dos operaciones notables. En abril de 1862 condujo una flota hasta la desembocadura del río Mississippi y obligó a capitular a la ciudad más grande del sur, Nueva Orleans, Louisiana. En el valle de Mississippi, las fuerzas de la Unión tuvieron una serie casi ininterrumpida de victorias. 

Al principio destruyeron una larga línea confederada en Tennessee, lo cual les permitió ocupar casi todo el occidente del estado. Cuando los soldados de la Unión tomaron el importante puerto fluvial de Memphis, en el río Mississippi, lograron avanzar cerca de 320 kilómetros en el corazón de la Confederación. Bajo el mando del general Ulysses S. Grant, hombre muy tenaz, resistieron un súbito contraataque de los confederados en Shiloh, en los farallones que dominan el río Tennessee.


En Virginia, en cambio, los soldados de la Unión seguían sufriendo una derrota tras otra en una serie de sangrientos intentos de tomar Richmond, la capital de los confederados. Éstos tenían fuertes posiciones defensivas gracias a las muchas vías fluviales que atraviesan la ruta de Washington a Richmond. Sus dos mejores generales, Robert E. Lee y Thomas J.  Jackson, superaban por amplio margen a sus homólogos de la Unión. 

Después de otra victoria de los confederados en la Segunda Batalla de Bull Run (o Segunda de Manassas), Lee cruzó el río Potomac e invadió Maryland. Una vez más, la respuesta de McClellan fue cauta aunque sabía que Lee había dividido su ejército y estaba en graninferioridad numérica.


El ejército de la Unión y el confederado chocaron en Antietam Creek, cerca de Sharpsburg, Maryland, el 17 de septiembre de 1862, el día más sangriento de la guerra. Más de 4.000 hombres murieron en ambos bandos y hubo 18.000 heridos.


La batalla de Antietam no fue definitiva en términos militares, pero sus consecuencias fueron trascendentales. Gran Bretaña y Francia, que estaban a punto de reconocer a la Confederación, aplazaron su decisión y el sur nunca recibió el reconocimiento diplomático o la ayuda económica de Europa que ansiaba con desesperación.
Antietam dio también a Lincoln la ocasión que necesitaba para emitir la Proclamación de Emancipación preliminar, en la cual declaró que a partir del 1 de enero de 1863 todos los esclavos de los estados que se rebelaron contra la Unión quedaban en libertad.

La Proclamación tuvo poco impacto inmediato en términos prácticos, pues sólo emancipó a los esclavos de los estados confederados y dejó la esclavitud intacta en los estados fronterizos. No obstante, en el aspecto político significó que, además de preservar la Unión, desde entonces la abolición de la esclavitud fue un objetivo declarado del esfuerzo bélico de la Unión.



En toda la historia no se puede olvidar a Abraham Lincoln, quien fue el candidato a la Presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano. En su candidatura, South Carolina amenaza con separarse de la Unión si Lincoln ganaba las elecciones y se convirtió en un hecho, South Carolina se separa el 20 de diciembre de 1860. Un comentario de Lincoln fue “Todo reino dividido contra sí mismo es asolado. Yo creo que este gobierno no puede ser mitad esclavista y mitad libre. 



Espero que la Unión no se disuelva; espero que no se caiga la casa”. Y cinco días después que Lee se rinde ante Grant, el presidente Abraham Lincoln fue asesinado. Por tanto, Lincoln nunca pudo ver la reconstrucción del Sur.
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