Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, el mundo se preparó, quizá de manera muy ingenua, para iniciar una etapa de paz y avenimiento entre las naciones. Los sentimientos encontrados entre vencedores y vencidos dificultaron la tarea desde el comienzo.
La Guerra Fría, que enfrentó entre sí a las potencias triunfantes, fue una de las consecuencias no deseadas. Otra fue el conflicto desatado en el Medio Oriente, donde las aspiraciones y derechos del pueblo judío se oponen a las aspiraciones y derechos del pueblo palestino.
El conflicto empezó cuando gran cantidad de judíos comenzaron a establecerse en Palestina, posesión británica, con la esperanza de crear un "hogar nacional" judío. Los árabes de Palestina se mostraron implacablemente hostiles a la idea de un estado judío separado, en el territorio que consideraban su patria.
Los judíos, después de todo lo que había sufrido su raza a manos de los nazis, estaban resueltos a luchar por su "hogar nacional". Emprendieron una campaña terrorista contra árabes y británicos.
Inglaterra no estaba en condiciones de afrontar el problema, invitó a las Naciones Unidas a hacerse cargo de él y en noviembre de 1947 éstas resolvieron por votación dividir a Palestina.
En mayo de 1948, Ben Gurion proclamó el nuevo estado independiente de Israel, mismo que inmediatamente fue atacado por Egipto, Siria, Jordania, Irak y Líbano.
En contra de todas las probabilidades, los israelíes lograron sobrevivir e incluso ocupar una mayor porción de Palestina. La ONU desempeñó un importante papel al lograr poner fin a la contienda. El triunfo de Israel se debió en parte a su propia desesperada resistencia y al hecho de que los árabes se hallaban divididos entre sí y mal equipados.
La creación del estado de Israel fue patrocinada por la Organización de Naciones Unidas. Los ejércitos árabes de Jordania, Egipto, Siria, Irak y Líbano atacaron este territorio y empezaron las guerras entre ellos.
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