lunes, 6 de enero de 2014

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En los últimos días de julio de 1990, Irak se encontraba en una grave situación económica: su deuda estimada el día 25 alcanzaba la enorme cifra de 80.000 millones de dólares contraída durante la larga guerra con Irán, incluidos los países del Golfo y entre ellos el propio Kuwait. 

El conflicto entre Irak y Kuwait alteró profundamente la situación pre-existente en la región, convulsionó a todo el mundo árabe-islámico, así como tuvo serias repercusiones internacionales de alcance mundial, primero con el esfuerzo bélico y la Guerra del Golfo, y después con el largo y difícil proceso de negociación global de la paz en Oriente Medio auspiciado por Estados Unidos en el marco de Naciones Unidas. 


La guerra entre Irak y Estados Unidos fue la mayor crisis regional desde el fin de la Primera Guerra Mundial. No sólo afectó a las más remotas zonas del mundo árabe, sino también, y en un grado nunca visto, a los tres Estados no árabes de Oriente Medio: Irán, Turquía e Israel.

En este conflictivo marco, la crisis entre Irak y Kuwait estalló en la noche entre el 1 y el 2 de agosto cuando un poderoso ejército iraquí integrado por 100.000 hombres fuertemente armados invadió en un ataque relámpago el emirato que ocupó en tres horas sin encontrar apenas resistencia, huyendo el emir y su gobierno, refugiándose en Arabia Saudí.

El gobierno de Bagdad continuó adoptando medidas análogas a lo largo de los meses sucesivos: así el 5 de septiembre S. Hussein hizo un nuevo llamamiento a la "guerra santa" contra Estados Unidos y al derrocamiento de la monarquía "corrupta" de Arabia Saudí; mientras que el 6 de diciembre decidió la liberación de todos los rehenes extranjeros hasta entonces retenidos en Irak.


Por último, el 9 de enero de 1991 se reunió en Bagdad la Conferencia Popular Islámica con asistencia de representantes de 43 países para "diseñar un plan de acción frente a la agresión norteamericana-israelí contra las naciones musulmanas y árabes".

La primera reacción occidental se produjo el día 4 de agosto cuando la C.E.E. decretó el embargo contra Irak. El día 6 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas acordó imponer un bloqueo por tierra y por mar sobre Irak. El día 7 Estados Unidos, que ya había condenado la acción iraquí, inició un gran despliegue militar, incrementado a lo largo de los meses siguientes con el desplazamiento de nuevas tropas, al ser acordado también el bloqueo por la U.E.O.: Gran Bretaña, Francia, Italia, España, Holanda, Bélgica, Alemania, Dinamarca, Noruega y Grecia; así como de algunos países árabe-islámicos.



El día 10 una cumbre árabe reunida en El Cairo decidió apoyar a Arabia Saudí ante la amenaza iraquí.El mismo día la O.T.A.N. acordó respaldar el despliegue militar norteamericano. El día 18 Estados Unidos consiguió imponer un cerco total a Irak. 

El 9 de septiembre se reunieron en Helsinki los presidentes Bush y Gorbachov para tratar sobre la crisis del Golfo y elaboraron un comunicado conjunto apoyando las decisiones de Naciones Unidas sobre Irak.

A pesar del planteamiento de esta política agresiva, de manera inesperada, el 1 de diciembre el presidente Bush propuso públicamente la celebración de negociaciones directas con S. Hussein para buscar una solución pacífica al conflicto, con intercambio de visitas de los ministros de Asuntos Exteriores de los dos países. Baker y Aziz se reunieron en Ginebra el 9 de enero de 1991, aunque sin llegar a un acuerdo.


En la primera quincena de enero, nuevos intentos de negociación y de arreglo pacífico del conflicto fracasaron por causas diversas: como la reunión celebrada en Bagdad el día 13 entre Pérez de Cúellar y S. Hussein.

De esta forma se fue completando, mientras se buscaba y esperaba una salida al conflicto, la acción internacional sobre Irak: por un lado, se estableció un bloqueo y embargo totales, aunque algunos países de la región mantuvieron una actitud ambigua y más bien pro-iraquí como Jordania, Yemen e Irán, además de Libia, Mauritania y Sudán.



Finalmente se impuso la guerra que dio comienzo en la noche entre el 16 y el 17 de enero de 1991, cuando la fuerza multinacional aliada, dirigida por Estados Unidos, inició el ataque con intensos bombardeos aéreos contra los territorios de Irak y Kuwait. Los objetivos de Estados Unidos en esta guerra eran principalmente dos: la evacuación de Kuwait y una lucha total contra el Irak de S. Hussein, con el fin de destruir el régimen dictatorial de Bagdad.

En efecto, la guerra entre las fuerzas aliadas; mayoritariamente occidentales y también de algunos países árabe-islámicos, mandados por Estados Unidos; comenzó y en su corto desarrollo de mes y medio en el que tuvo claramente dos fases, se registraron en ese limitado territorio graves y violentos enfrentamientos. 


Irak desplegó una contraofensiva también aérea y el día 18 atacó con misiles a Arabia Saudí e Israel, lo que se repitió después en varias ocasiones, sin provocar la respuesta israelí. Tel Aviv y Haifa fueron las dos ciudades israelíes donde cayeron e hicieron explosión los primeros cohetes Scud de fabricación soviética.

La jornada del 19 de enero, nuevos misiles iraquíes cayeron sobre territorio israelí y dieron muerte a tres personas; dieciséis personas más resultaron heridas.

Desde el punto de vista bélico, los misiles lanzados por Irak contra Israel, cumplieron una función inicialmente más psicológica y de amedrantamiento que de destrucción y presentaban una dificultad en cuanto a la detección de las lanzaderas desde las cuales eran arrojados: se trataba de lanzaderas móviles, generalmente autocamiones de seis ruedas que se encontraban en movimiento constante y que eran extraordinariamente difíciles de localizar por la aviación o la artillería aliada.



El día 25 se informó que una gran marea negra de petróleo procedente de Kuwait, derramada de forma intencionada por los iraquíes, se estaba extendiendo sobre el Golfo Pérsico dañando de forma casi irrecuperable el medio natural.

En Kuwait se restableció de forma inmediata el gobierno del Emirato. El mismo día 27 el presidente Bush anunció el final de la guerra entre los aliados e Irak, que por su parte aceptó el 3 de marzo la rendición impuesta por Estados Unidos.

Restablecida la paz, el día 14 de marzo regresó el Emir a Kuwait desde su refugio en Arabia Saudí, mientras Estados Unidos alentó al pueblo iraquí a derribar a S. Hussein, que por un lado, el día 16, anunció la adopción de reformas democráticas en Irak.



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